Monitoreo Ambiental Participativo
La importancia de un buen estatuto o reglamento interno
Este trabajo [de monitoreo ambiental comunitario] se canaliza con gente cuajada y también con gente muy joven
¿Qué es el monitoreo ambiental participativo?
El Monitoreo Ambiental Participativo (MAP) es una herramienta de gestión social mediante la cual, la comunidad local, a traves de representantes participa en los monitoreo ambientales, y a veces sociales, que la empresa está obligada a realizar para monitorear los posibles impactos de sus actividades sobre el ambiente y la población. Se hace mucho énfasis en el agua, ya que es el recurso más importante para las poblaciones. Su implementación eficaz no solo ayuda a las empresas a cumplir con la normativa, sino que también fortalece las relaciones con las comunidades locales en sus zonas de influencia directa.
¿Cuál es el valor del Monitoreo Ambiental Participativo (MAP)?
El MAP promueve la corresponsabilidad en la vigilancia ambiental, integrando a las comunidades como aliados estratégicos. Los beneficios de su implementación son múltiples:
1. Empoderar a las comunidades locales
2. Promover la transparencia y prevención de conflictos
3. Prevenir y mitigar de impactos
4. Contribuir en la conservación de los recursos naturales
5. Desarrollar la educación ambiental
6. Ser una base para la rendición de cuentas
¿Para qué se necesita un buen reglamento interno o estatuto del Comité?
Un reglamento o estatuto bien diseñado es indispensable para garantizar el buen funcionamiento y la sostenibilidad de un Comité de Monitoreo Ambiental Comunitario (CMAC). Este documento regula las relaciones internas y externas, previniendo problemas comunes que podrían comprometer la operatividad del comité.
La experiencia demuestra que los principales retos en la gestión interna de los comités están relacionados con:
1. Elección, duración y renovación de cargos: Evitar conflictos sobre quién asume responsabilidades y por cuánto tiempo.
2. Incumplimiento de deberes: Regular la asistencia, participación activa y difusión de resultados entre los miembros.
Un reglamento claro en estos aspectos reduce tensiones y garantiza la continuidad operativa.
La mayoría de los CMAC en el país son organizaciones voluntarias. Como este trabajo no suele ser remunerado para garantizar la independencia y defensa de los intereses de la comunidad, es esencial que las empresas cubran todos los costos operativos, incluyendo pasajes, alimentación y procesos de capacitación. Por ello, se debe evitar que los miembros asuman gastos de su propio bolsillo, mantener esta práctica refuerza la percepción de legitimidad y compromiso de las empresas con las comunidades.
¿Cuál es la mejor metodología para diseñar un reglamento efectivo?
1. Partir de modelos existentes
La mayoría de los comités tienen reglamentos con estructuras similares. Usar un modelo base facilita el proceso.
2. Asegurar un consenso previo
Antes de redactar el articulado, es esencial dialogar sobre los temas que la práctica ha demostrado que son fuentes de potenciales conflictos. Los mismos que ya hemos señalado anteriormente, tales como la elección, duración del mandato o sanciones por incumplimiento con los deberes de cada miembro del comité.
Una vez alcanzado el consenso, la redacción de los artículos resulta más fluida y aceptada por todos.
3. Evitar discusiones artículo por artículo al inicio
Discutir los artículos desde el principio puede generar debates innecesarios y alargar el proceso. Es más eficiente consensuar los principios generales primero.
Así, un reglamento bien diseñado es una herramienta de gobernanza fundamental para cualquier Comité de Monitoreo Ambiental Participativo. Como tal, debe ser:
3.1. Adaptado a las prácticas culturales locales: Para garantizar su aceptación y cumplimiento.
3.2. Promotor de la equidad: Incluir mecanismos para la participación activa de mujeres y jóvenes, fortaleciendo el tejido social.
Las empresas que apoyen el desarrollo de reglamentos robustos estarán invirtiendo en una relación constructiva y duradera con las comunidades, lo que, a su vez, beneficiará la sostenibilidad de sus operaciones.
Un comité organizado es sinónimo de confianza y colaboración, los pilares para una gestión social exitosa.