Las causas de la conflictividad social tienen una dimensión racional y una emocional. La dimensión racional está vinculada a la desconfianza histórica¸ falta de información creíble para todos, intereses y prioridades polarizadas, falta de espacios y capacidades para el diálogo, y muchos actores sin representación clara. Pero cuando se anuncia un proyecto minero, desde una dimensión emocional, algunos se hacen estas preguntas: ¿Los abusos del pasado continuarán? ¿Puedo creer en lo que me dicen? ¿Entienden realmente mis preocupaciones y necesidades? ¿Respetarán mis derechos? ¿Tendré voz en la toma de decisiones?

El problema de un lado es, que no estamos escuchando ni abordando las preocupaciones y aspiraciones que motivan los conflictos sociales. Y de otro lado, la manera cómo se les está abordando, no es la mejor, ya que se hace con enfoques inadecuados y negativos.

El enfoque posicional, basado en demandas y contrademandas; el enfoque principalmente legalista, en el que uno tiene la razón y el otro está equivocado, uno tiene el derecho y el otro no; el enfoque ganador-perdedor; así como el enfoque transaccional de “echar dinero al problema” o acceder a una “wish list”, no construyen relaciones de confianza de largo plazo, al contrario, generan relaciones de dependencia, en las que uno busca controlar al otro.

Para destrabar proyectos de inversión, primero debemos cambiar nuestros paradigmas, ya que nuestro comportamiento es resultado de nuestro pensamiento. Si al otro lo veo como el enemigo y lo demonizo, mi propósito apuntará a vencerlo, pero si al otro lo veo como un posible aliado estratégico para resolver problemas y abordar preocupaciones de manera conjunta, lado a lado, será más probable que busquemos beneficios mutuos y generemos valor compartido.

Generar valor compartido no sólo es posible, sino que es fundamental para que los proyectos de inversión puedan implementare. Para que éstos tengan una viabilidad integral, primero, debemos cambiar nuestros paradigmas y la cultura organizacional hacia una cultura de participación en la construcción de soluciones conjuntas. Estas deben generar beneficios mutuos, enfocándonos en las prioridades de las partes y construyendo relaciones de confianza en base al trato y el respeto mutuo.

Una forma de empezar a generar confianza es trabajando juntos - empresa y comunidad - para producir información creíble y confiable para todos. Un proceso de búsqueda conjunta de información logra este resultado. Cuando las partes tienen información pueden tomar decisiones informadas, inteligentes y sostenibles en un proceso de consenso inclusivo y participativo. Un Proceso de Construcción de Consenso, facilitado por un tercero independiente, con un enfoque de beneficios mutuos, conduce a un dialogo transparente y las partes pueden integrar intereses y generar valor con beneficios para todos.

Las empresas pueden pasar de ver la viabilidad social de proyectos mineros como la ejecución de un mandato especifico a verla como una oportunidad de aprendizaje continuo y desarrollo conjunto. Las empresas deben trabajar en fortalecer sus capacidades organizacionales para construir consensos, lograr alineamiento interno y reforzar buenas prácticas de viabilidad social.

¿Y si nos reunimos para intercambiar ideas sobre oportunidades de colaboración?

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