#ElPerúQueQueremos

familia migrante en medio del desierto. como no sentir escalofrios al ver una niñita

Decenas de familias regresan a pie

La Panamericana Norte es el escenario de esta crisis

Nunca había visto una situación similar. Parece un pasaje bíblico. Familias, algunas con bebés o niños, caminando por la carretera en medio del desierto. Esto solo lo había visto en la TV cuando huían de la guerra de Siria. Pero estamos en el Perú, en la Panamericana Norte en la cual más de la mitad del trayecto es un basural sin fin. Cuesta contenerse las lágrimas.

Mi testimonio

Publicado: 2020-05-01

Mientras muchos peruanos están practicando el #quedateencasa hay familias cuya única opción es huir del hambre de la ciudad debido al aislamiento físico y a la paralización de actividades. 

Muchas de estas familias viajan con bebés o niños con coches y maletas. He sido testigo de esta migración de familias que salen de Lima y buscan llegar hasta Tumbes caminando los 1,200 kilómetros que las separa de su siguiente punto: Ecuador. ¿Por qué caminan? Porque no tiene otra forma de escapar y buscan lo mejor para sus familias.

Hace tan solo dos semanas eran solo una docena de familias venezolanas en toda la carretera Panamericana Norte. Hoy son varias docenas e incluyen a familias peruanas que también hacen una migración de retorno. Buscan sin éxito que se apiaden de ellos y los jalen en autos, camionetas o camiones. Pero el miedo al Covid-19 hace casi imposible que alguien se anime a llevarlos.

Es el fenómeno inverso al de hace varias décadas atrás explicado por José Matos Mar en su libro "Desborde Popular y crisis del Estado" señala Javier Caravedo de ProDiálogo. Esta ONG viene trabajando para promover el diálogo colaborativo y multiactor para la integración de las personas migrantes venezolanas y comunidades receptoras. Recuerdo que hace más de un mes me comentaba que muchos jóvenes migrantes no sabían si estaba bien o mal que puedan ser golpeados por las fuerzas del orden. Hablamos de jóvenes trabajadores y honrados que se esfuerzan por sus familias.

Por otro lado, nos sigue comentando Javier, en el caso de las comunidades de origen hay mucho miedo que en este retorno ingresen sus paisanos trayendo el virus. Pensemos en esa madre que ve que a su hijo, nuera y nieto y no les permiten entrar en su comunidad. Las situaciones de conflictos están a la vista. 

familia  migrante con niños haciendo una pausa a la sombra en el control de carpitas en tumbes

Comparativamente, tal como reflexiona Caravedo, en relación con los retornanantes peruanos, la situación de las personas migrantes venezolanas se precariza y se hace más vulnerable cada día.

¿Qué podemos hacer? Una parte es simple: darles un techo para dormir y comida. Asegurar que pasen los 15 días para saber si no hay enfermos entre ellos que deban ser trasladados. Luego de ello, dar la seguridad a las comunidades que los pueden recibir al regreso. Aquí se necesita en apoyo de los diferentes municipios.

Hoy la salud es un tema de todos, no es la nacionalidad, somos todos, y esto nos cuesta mucho de entender a los peruanos, particularmente a quienes han aceptado un discurso xenófobo, de discriminación.

Hay otra parte que es más compleja. Si pensamos en los migrantes venezolanos que buscan volver a su país, se requiere un acuerdo de todos los países de tránsito: Chile, Perú, Ecuador y Colombia. 

¡Tenemos que hacer algo!


PD: Un empresario de espectáculos ha sugerido usar esta capacidad (carpas, baños portátiles, barreras, etc) para procurar techos y orden con corazón a estas familias y personas.



Escrito por

Manuel Bernales PhD

Doctor Internacional especialista en transformación de conflictos y fortalecimiento institucional.


Publicado en

Inversión Sostenible

Tres miradas para solucionar los problemas y conflictos asociados al desarrollo.