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Construcción de consensos y negociación

Apuesta por un cambio generacional global

Francisco Ingouville es un referente en la construcción de consensos y negociación formado en la escuela de Harvard. Hoy nos comenta sobre el proyecto que ha creado con la visión de un cambio global.

Publicado: 2020-02-07


Francisco Ingouville se inició como publicista creando su propia empresa. En sus inicios trabajó en la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) en Buenos Aires. El objetivo de esta fundación era ayudar a los funcionarios relacionados a los temas de recursos y medio ambiente a tomar mejores decisiones. Era una institución formada por abogados centrados en el diseño de políticas. En esa institución trabajaba Pedro Tarak amigo de la escuela quien lo guió en sus inicios.

Un día en la FARN, haciendo planificación estratégica, llegaron a la conclusión que la principal barrera por superar eran los conflictos y la mala negociación. Fue por ello, por lo que decidieron abordar ese tema y trajeron a Yolanda Kakabatse de la Fundación Futuro Latinoamericano del Ecuador y a de Gail Binham de Resolve desde Washington. Ambas dieron un curso de tres días cada una. “Yo me colé, a esos talleres que eran para abogados que negocian. Y el curso me voló la tapa de los sesos. Descubrí que las negociaciones diarias que hacía en mi empresa de publicidad estaban mal, que si esto lo hubiese aprendido antes estaríamos yo y mis clientes en un lugar mejor” dice Francisco. Se notó tanto su entusiasmo que ambas le dijeron a la Fundación que la persona clave para desarrollar este tema era él. Aunque en un principio esta noticia no le sentó bien, ya que era un hippie creativo publicitario, aunque la semilla del cambio personal ya se ha había instalado en él.

Tiempo después, la FARN lo incluyó en un viaje para conocer la educación ambiental en distintos lugares en los Estados Unidos. Lo eligieron para suplir a una persona que no pudo viajar. Durante el viaje pasaron por Harvard donde lo recomendaron como Mason Fellow en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de esta universidad. Ahí se formó en negociación para la sustentabilidad.

“Para solucionar los conflictos ambientales lo que menos hay que hacer es hablar del ambiente”. Señala además que el esfuerzo de concientización es importante, paro hay que entender que es poco lo que la persona puede hacer. Cuando una persona se choca con esta imposibilidad de poder abordar un problema tiende a negarlo. “Yo sigo usando mi auto aunque sé que hay que volcarse al transporte público”, pero se necesita un incentivo colectivo. Si no hay una respuesta colectiva no es posible el cambio. Obviamente hay que tomar conciencia para ser sensible en las decisiones y el diseño de políticas públicas. Pero en el nivel individual el cambio es poco probable. Como cuando el fumador niega el problema y te dice que de algo se morirá igual, y con eso se libera de la culpa y de la tensión. Por ello, las personas viven como si no fuera a pasar nada. Hay un grupo en Estados Unidos que se llama Climate Change Denial, ¿Te imagina? a eso me refiero. Pero yo creo que tengo la solución, y no la inventé yo. Esto lo trabajan gente como ustedes en Futuro Sostenible en Perú, Yolanda en Ecuador, Larry Suskind y muchos más que trabajan en la construcción de consensos.

La clave es reunirse con todos los que se sienten afectados, se les garantiza que pueden hablar sin ser perseguidos o atacados, y el diálogo se centra en sus necesidades, no de sus posiciones. En mi vida he podido presenciar negociaciones terribles, con manipulación de información, acusaciones falsas o campañas destructivas en prensa. Es el cerebro reptiliano que solo piensan en atacar o huir, pero cómo quieren defender sus intereses pues ataca, y eso lo hacen en un proceso de negociación, que claramente está destinado al fracaso. No tienen confianza en que van a ser escuchados y se expresan de la peor manera. Pero esa misma persona, con sus mismos valores, con la metodología de construcción de consensos, que han sido escuchados previamente, que son convocados por alguien con cierto poder e imparcialidad, logran colaborar. Ejemplos reales de ello hay, y muchos, como el caso de las pasteras en el rio Uruguay que tomó tantos años perdidos por que las partes se negaron a acudir a la mesa.

No se trata de enseñar valores, esto tiene un costo muy alto y de muy largo plazo para problemas que requieren solución hoy. Lo que necesitamos es enseñar una metodología que permita que ciertos valores como el diálogo y la democracia afloren.

Ahora bien, hay personas que creen que la confrontación es el camino. Que, por ejemplo, el Banco Mundial u otra organización deben aprender cuál es su límite y qué cosa no deben de hacer. Pero, sucede que estos procesos, por lo general, avanzan sin que la población participe y esto es un gran peligro. La protesta debe ayudar a estar en la mesa. Y no se trata de enseñar valores, esto tiene un costo muy alto y de muy largo plazo para problemas que requieren solución hoy. Lo que necesitamos es enseñar una metodología que permita que ciertos valores como el diálogo y la democracia afloren. Una metodología que permita que el lado humano y solidario sea el que lidere y no nuestro lado de animal violento y rencoroso.

Considero que muchos de nuestros ecosistemas se van a perder en menos de un siglo, nos enfatiza Francisco. Ante la falta de recursos el conflicto emerge. El factor económico de las guerras y de los recursos naturales es conocido. Si abandonamos los cuidados hacia el medio ambiente vamos a generar un círculo vicioso que va a generar una avalancha. Esta avalancha pondrá a nuestra civilización en gran riesgo. “Imagínate cuando los sistemas de información colapsen por estos problemas”. Este escenario de población, consumo, políticas y demás deben de llevarnos de la conciencia a la acción en base a toma de decisiones consensuadas. De otro modo, vamos a dejar a nuestros ecosistemas expuestos por la civilización, necesitamos instalar una o varias soluciones.

Mi apuesta es por los jóvenes. Que ellos tengan en su mente estas formas de abordar los conflictos. Hace tres años que tenemos en Argentina el curso de negociación creativa y sostenibilidad. Tenemos un eslogan que se llama “el oro y el bronce". Les enseñamos a que les vaya mejor en su vida personal, que ganen más plata, que mejoren profesionalmente, así como también en su vida familiar y emocional. Y, al mismo tiempo, les enseñamos la construcción de consensos y la facilitación del diálogo. Esto aplicado a todos los problemas que deben enfrentar, tanto de corto como de largo plazo. Y, tal como me enseñó Pedro Tarak, que se cumpla el principio a mayor comunicación mejores acuerdos.

Este semillero tardó mucho en dar resultados. Inicialmente quisimos abordar muchos temas, y luego la experiencia nos mostró que lo mejor era concentrarnos en la construcción de consensos y la negociación, lo que mejor sabemos hacer. Nuestra meta son 100,000 personas capacitadas para el 2030, por ello estamos coordinando con universidades, ministerios y otras instituciones. Además de sacar entre nuestros exalumnos profesores que puedan replicar este proceso.

Pero ¿qué hace exitosa una capacitación? En nuestra consultora estábamos muy orgullosos porque siempre salíamos muy bien evaluados, la gente salía contenta y nos recomendaba. Pero, después de algún tiempo, al ver algunas personas que pasaron por estos cursos observamos que una parte importante de los transferido se perdía en el tiempo. Frente a ello hicimos un estudio bastante profundo para ver cómo enfrentar este punto y sobre ello generamos ideas creativas. Ello para llevar el aula a la vida diaria. Una de ellas, por ejemplo, es aprender a desarrollar conductas espontáneas que se ensayan en clases de teatro. Esto lo hacemos con un alumno que es profesor de teatro. También estamos utilizando redes que puedan ser fortalecidas por entrenadores. Estamos trabajando con una generación que es 30 años menor que yo. En Harvard la generación que le siguió a Fisher, que era un genio, lo superó y lo mejor. Conversaciones difíciles de Douglas Stone, Sheila Heen y Bruce Patton es un ejemplo de ello. Entonces, en nuestro caso les estamos dando una herramienta que será ampliamente superado, para ello debemos de darles un sistema. Por eso el teatro, la biblioteca, las redes, pasantías y nuevas ideas que ponemos en práctica cada día.

El oro es entonces lo que van a poder hacer con estas herramientas, que es ganar más dinero y tener una mejor vida material. Por eso están dispuesto a pagar el curso. Y el bronce es el mérito, la estatua que se erige al atacar y resolver los problemas de fondo de nuestro planeta. Esto es lo que hace sostenible nuestro diseño. Negociación y consenso es el primer vagón del tren, ese que estamos instalando. Y las nuevas generaciones traerán cosas nuevas para instalar otros vagones que ni yo mismo puedo imaginar ahora. Y siento que esto está despegando y trayendo su ritmo propio.

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Actualmente este semillero está buscándose abrirse camino en otros países para lograr una transformación de nuestras sociedades hacia la sostenibilidad. Argentina no va a mover la aguja del mundo, pero si logramos un esfuerzo internacional vamos a crear condiciones para lograr un cambio global.

Francisco Ingouville es socio y fundador de la consultora especiliazada en diálogo y construcción de consensos, que también tiene sede en Lima y que trabaja de la mano en algunos temas con Futuro Sostenible.


Escrito por

Manuel Bernales PhD

Doctor Internacional especialista en transformación de conflictos y fortalecimiento institucional.


Publicado en

Inversión Sostenible

Tres miradas para solucionar los problemas y conflictos asociados al desarrollo.