Pensar para dialogar en redes
Preceptos para el diálogo democrático
Ser ciudadano también es una disciplina. Impongámosla. Seamos exigentes con nosotros mismos. La salud de nuestra democracia bien lo merece
Hace unos días fue la presentación del paper "Más allá de fachos y caviares" (Manual para un debate político que construya, no que nos destruya) de Francisco Belaúnde, editado por la Fundación Konrad Edenauer. El libro parte del problema actual por el cual el diálogo en las redes tiende a la entropía, al caos, la desinformación y la polarización.
Si bien hay personas, incluso asesores públicos de alto nivel, que promueven el enfrentamiento para obtener provecho personal o político, es necesario construir consensos. En nuestra precaria democracia necesitamos pensar para poder dialogar, y en las redes esto se hace más evidente. Como bien señalaba el embajador Allan Wagner en la presentación: el objetivo en el diálogo político es la concertación.
Las prácticas que debemos desterrar son muchas: difamación, insultos, comparaciones infamantes, conjeturas que se presentan como ciertas y muchas más. Necesitamos eliminar estás prácticas en las redes. O, por lo menos, identificarlas y señalarlas.
Quizá la práctica que más abunda sea la de etiquetar: "terruco", "rojete", "facho", etc. Las etiquetas son estigmatizantes. Además alimentan el odio y la despersonalización. Como dice Francisco, seamos exigentes con nosotros mismos.