Las divisiones ambientales de la Policía Nacional del Perú en Piura y Chiclayo vienen actuando coordinadamente contra los extractores ilegales de madera de algarrobo que operan en el límite de estas jurisdicciones. La división de Piura cuenta con cuatro efectivos, ¡sí, cuatro! Los ilegales, por su parte, tienen cuatrimotos y armas. Estas armas las pagamos los consumidores de pollo a la brasa de Lima. 

¿Qué solución hay?

La primera es tener dinero. Así como ya hay ciudades que pagan por los servicios ecosistémicos a las cabeceras de cuenca en sus facturas del servicio de agua; las pollerías -los consumidores- debemos pagar un impuesto por consumir pollo. Este consumo tan masivo es posible solo porque pagamos un carbón muy barato. Un carbón que depreda.

Luego, hay un conjunto de soluciones que deben de implementarse: sensibilizar y capacitar a las poblaciones que viven en estos bosques secos para que desarrollen nuevas estrategias para generar ingresos basadas en la conservación del bosque seco del norte. Reforestar por supuesto. Invertir en la educación: colegios, profesores, servicios. Desarrollar proyectos turísticos comunitarios, desarrollar planes de manejo, mejorar las tecnologías, formalizando la producción y comercialización, etcétera. 

Cualquier opción requerirá la participación activa de las poblaciones de estos bosques. Participar activamente es formar parte de la decisión. En resumen, opciones hay muchas, pero se requiere el financiamiento de los comensales.