Es importante que inversionistas y promotores de proyectos de infraestructura pública generen confianza con las comunidades y gobiernos locales antes de empezar a trabajar. Si desarrollan y mantienen buenas relaciones de trabajo cualquier problema que surja podrá ser manejado de manera constructiva. Sin embargo, ante la ausencia o falta de confianza, es bastante común para cualquiera asumir lo peor de los otros. Esto provoca que los conflictos escalen y se agraven. Cuando no hay confianza, incluso las mejores intenciones y las ofertas que en cualquier otra situación serían razonables para enmendar errores o arreglar las cosas, tienden a ser rechazadas.

Hay dos claves para generar confianza. La primera es "diga lo que quiere decir". Si usted tiene una mala noticia que dar, no trate de adornarla, se deben decir las cosas claras. Los representantes de la empresa deben comenzar con esta práctica desde el primer contacto e interacción que tengan con actores locales y partes interesadas de la comunidad; y deben mantener la coherencia y ser consistente durante todo el proceso de estudios, factibilidad, expediente, y construcción (fases de pre-inversión, inversión y construcción). Los malentendidos cuestan caro a las inversiones, especialmente en la pérdida de confianza y en relaciones deterioradas o dañadas. 

La segunda clave para generar confianza es "haga lo que dice". Cada vez que alguien, ya sea motivado por un deseo de "ayudar" o no, hace promesas que no puede cumplir, destruye la confianza. Una vez que se pone de manifiesto que la promesa que hizo no fue genuina, la confianza se pierde. Una vez que se ha perdido la confianza, es muy difícil recuperarla.

La confianza no se construye de un momento a otro, es construida poco a poco y la mejor forma de hacerlo es teniendo experiencias exitosas de manera conjunta, siendo sinceros y haciendo las cosas que se dijeron se harían, es decir evidenciando de manera experiencial que sus promesas se cumplen. Una forma de hacerlo es desarrollando tareas o actividades conjuntas entre inversionistas, desarrolladores de proyecto y actores locales, tanto antes de que los proyectos hayan comenzado y después, es decir cuando los proyectos ya se estén llevando a cabo. Estas oportunidades de trabajos conjuntos deben ser vistas como acciones generadoras de valor.

Una oportunidad fundamental para hacer tareas conjuntas, generar entendimiento mutuo y confianza es la utilización de Comités de Monitoreo Participativo de Obras*. Las empresas constructoras, inversionistas, promotores de proyectos o incluso las oficinas del gobierno (en caso de inversiones públicas) deberían ofrecer trabajar con grupos representativos de actores locales y partes interesadas, con la asistencia de un facilitador o mediador neutral, para facilitar entendimiento y lograr mayor confiabilidad en las acciones realizadas.

Estas tareas conjuntas pueden proteger la reputación y limitar la responsabilidad de las empresas que cumplan con los estándares normativos, así como buenas prácticas y que cumplan con los compromisos asumidos con la comunidad y actores locales.

En la actualidad, la mayoría de los procesos participativos producen solamente justificaciones para lo que el desarrollador de un proyecto ya tiene en mente. Sin embargo, la implementación de comités de monitoreo participativo de obra son una oportunidad para que los promotores de inversión y actores locales o partes interesadas de una comunidad pueden generar información creíble y confiable, cumplir sus promesas y sobre todo empezar a construir confianza que además genera valor y previene estratégicamente los costos de malos entendidos.

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